martes, 7 de diciembre de 2010

Energía pura. Como aquello que se transforma libremente.

Llanto abierto
desgarrado! desangrado y desalmado
no tengo miedo de perder la sangre
el poder del tiempo construye mi magia
arde en mi vida
el poder de mi alegría
el poder de mi creatividad
y toda creación
destruye el pasado en mi presente
construye todo, el olvido y el profundo abismo del futuro.
Sé seguir mi instinto creador
real, sincero, humilde, y profundo
constructor de lo mismo
que soy
que soy cada vez más.
No le tengo miedo a la magia
que redibuje mi pasado y mi futuro,
mi profundo miedo y mi abierta ilusión
expansión, no tengo miedo ni fronteras
ni paredes, ni asideros,
ni tristezas que quiera guardar.
No hay cariños que quiera guardar
más allá de los que aún ahora, en este preciso momento me llegan,
están, crecen, y viven.
Los cariños, son solo los reales, y son más que nada desconocidos.

Los amores que he tenido, son transformaciones que he experimentado, y manifestado. Los amores que he tenido son amores, que he tenido. Son amores, en los que he creído, y que los he construido, y que han sido consumidos por mi hambre de más amor.
¿No temo perder siempre el amor, en el que confío y que construyo?
¿Dónde está mi seguridad para no sentirme así? ¿Cuáles son las palabras que digo en contra de estas, para construir lo que es diferente?
Son todas las palabras que he dicho acerca de la belleza. Acerca de todas las fuerzas de la belleza. Esas construyen mi ilusión, y mi certeza, de encontrarla, y de crearla, y de sentirla. Mis palabras acerca de la belleza son mi belleza. Mi belleza es la que atrae la belleza para mi vida. Mi belleza es la que cree en la belleza. Y mi belleza vence el miedo de perder siempre el amor. Mi belleza es poderosa para hacer eso, ella misma. Mi belleza, mi ilusión, es tan poderosa, tan transformadora para atraer eso, para hacerlo real, para sostenerlo y llevarlo a cabo, para manifestarlo y para pronunciarlo, para comunicarlo. Mi belleza es todo eso. Es todo ese poder. Es ese sincero sentimiento, con humildad. Sabe callarse, esperar, sentir el miedo, el miedo de no ser real, los miedos de bloquearse, los de no llegar hasta mí. Pero tiene miles de lazos con mi corazón, miles de brazos en mí la agarran, la acarician y la tocan y la gozan y la lamen lenguas, y la beben bocas y la tocan en las tetas y le penetran la cola y le tocan toda la vagina y la poseen y la gozan y la completan y la hacen. No hay confusión en el paso de mi brújula.
Esa violencia es mi vida, entera, que ruge y tiembla, que siente y mata, toca y golpea. Construye y destruye. Muestra y oculta, ilusiona y descree. Golpea, camina sola, avanza, trepa, nada, y llega… llega. Varias veces ha llegado a ese nuevo lugar, donde es real. Muchas veces. Confío en que lo hace de nuevo. Y no hace doler, no hace más triste que nunca haberla sentido… no hay más tristeza que nunca haber sentido la fuerza que lo impulsa a uno mismo.

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