domingo, 8 de noviembre de 2009

El dolor y la ilusión.

Hay algunos sentimientos que navegan con uno, si uno es el que navega… De una posición de navegante, hablo, física, sentimental, espiritual, intelectual, y hasta socialmente, en donde uno puede seguir siendo lo que es, indefinidamente. Es la idea de una evolución presente, es la idea real del tiempo. Es donde uno es, de su pasado, consciente, y consciente de su futuro: melancólico (hasta el solo justo grado) de su pasado e iluso (en el preciso sentido) de su futuro.

Son los sentimientos del dolor melancólico y los de la ilusión comprometida sentimentalmente.

Hay una forma de ser que tenemos comunitariamente. Es admitir nuestro pasado. Y conocerlo… mucho antes de poder admitirlo (ahora, es cierto que lo conocemos). Y entonces involucrarnos sentimentalmente con las ilusiones… Es el tirante y bello cabrestante de nuestras velas, que tensa tanto el mundo de ilusiones de las velas, en los aires, como uno ficticio (porque nos cuesta mucho imaginar) de unas quillas hacia lo profundo de las aguas de nuestro pasado. Ambas partes de nuestro cuerpo (sentimental, y en todos los aspectos) se mueven dentro de sus medios, el futuro y el pasado. Eso también es parte de la tensión del cabrestante de dos cuerdas… Algo que solemos llamar corazón.

Eso es navegar…

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