lunes, 22 de noviembre de 2010

A la manera de la humildad

Una flor sonríe
en el vástago
temblando
apenas erecto sobre
las hojas,
apenas sobre
la maceta
en el balcón.

Mi alma supo un día
comenzar a nadar
en el vacío,
como nadaba en la grandiosa
abundancia.

Cuando un ciervo
animal
se agacha para saltar
levanta dos alas al vacío
y apoya otras dos en la
inmensa
abundante tierra.

Cuando yo veo pasar una mujer
hermosa
dos alas se apoyan en el vacío
muy atrás de mi espalda
y dos, largas, vuelan
directo, abriéndose en la locura
para acariciarla.

Luego, en la playa
acariciando una piedra
sólo
cuatro alas
dan vueltas y me marean
cuatro alas
visten mi cuerpo a la manera
del mar
a la manera de las estrellas
a la manera de las distancias
a la manera del silencio
y a la manera de la humildad.

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